La Divina Misericordia

A principios del siglo XX, entre las dos guerras mundiales, cuando dominaba un clima de odio y de violencia, Jesús eligió a una sencilla religiosa polaca, a Faustina Kowalska, para devolvernos la esperanza recordándonos una vez más su Amor misericordioso. “Hija mía, habla al mundo entero de mi infinita Misericordia” – le dijo.

El mensaje de la Divina Misericordia es un llamado a la confianza plena en la misericordia de Dios y a la conversión del corazón. Es un recordatorio de que a pesar de lo pecadores que seamos, siempre podemos acudir a la misericordia infinita de Dios y experimentar su amor y perdón.

La Divina Misericordia se refiere a la Santísima Trinidad en su totalidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Como dice una de las letanías:“Misericordia divina que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti confío”.

“En la cruz, la Fuente de mi Misericordia fue abierta por la lanza de par en par para todas las almas; no he excluido a ninguna” (Diario 1182).

“Que ningún alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Derramo todo un mar de gracias a las almas que se acercan al manantial de mi Misericordia” (Diario 699).

“No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a mi Corazón misericordioso” (Diario 1588).

La confianza y la misericordia

La confianza y la misericordia son los dos pilares fundamentales de la devoción a la Divina Misericordia. Esto es así hasta tal punto que sin ellas no existe, porque la primera y fundamental expresión del culto a la Divina Misericordia es el acto de confianza y su consecuencia son las obras de misericordia con el prójimo. De modo que estas 2 actitudes proporcionan a la persona la gracia de la Divina Misericordia, aunque no practicase otras formas de culto.

La confianza

Quiero conceder gracias incomprensibles – prometió el Señor Jesús – a las almas que confían en Mi misericordia (Diario 687).

Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia. Los pecadores serán justificados y los justos serán confirmados en el bien. Quien confíe en Mi misericordia, Yo llenaré su alma de la paz de Mi Dios en la hora de la muerte (Diario 1520).

La confianza plena determina nuestra actitud hacia Dios. Incluye no sólo la virtud de la esperanza, sino también las virtudes de la fe viva, la humildad, la perseverancia y el arrepentimiento por los pecados cometidos. Es simplemente la actitud de un niño que confía en el amor misericordioso y la omnipotencia del Padre Celestial en cada situación.

La confianza no es sólo la esencia misma y el alma de esta devoción, sino también la condición para recibir las gracias. Las gracias de mi misericordia – dijo Jesús a la hna. Faustina – se obtienen a través de un solo recipiente: la confianza. Cuanto más confíe un alma, más recibirá. Las almas con confianza ilimitada son un gran consuelo para mí, porque en ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro que exijan mucho, porque mi deseo es dar mucho, mucho (Diario 1578).

El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz, porque Yo mismo cuido de ella (Diario 1273).

Ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado desilusionada o avergonzada. Tengo especial deleite en el alma que confió en Mi bondad (Diario 1541).

En las revelaciones a Santa Faustina, Jesús subraya particularmente la necesidad de practicar diariamente la misericordia con los demás: con obras, palabras y oraciones.

“Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mi. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera – la acción, la segunda – la palabra, la tercera – la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia mi. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia” (Diario 742).

La actitud de amor activo al prójimo es también condición para recibir las gracias. “Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá Mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serian juzgadas, porque su misericordia anticiparía Mi juicio” (Diario 1317).

Jesús quiere que sus adoradores realicen al menos un acto de misericordia durante el día. “Cualquiera que se acerque a ti, no puede retirarse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas. Hija Mía, deseo que tu corazón sea la sede de Mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre el mundo entero a través de tu corazón” (Diario 1777).

 

La misericordia

Las formas de culto

Además de confiar y practicar la misericordia a diario, Jesús también le presentó a la hna. Faustina 5 formas de culto a la Divina Misericordia:

La imagen de Jesús misericordioso
La Fiesta de la Misericordia
La Coronilla a la Divina Misericordia
La Hora de la Misericordia
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