Ten misericordia
de nosotros
y del mundo
entero
A principios del siglo XX, entre las dos guerras mundiales, cuando dominaba un clima de odio y de violencia, Jesús eligió a una sencilla religiosa polaca, a Faustina Kowalska, para devolvernos la esperanza recordándonos una vez más su Amor misericordioso. “Hija mía, habla al mundo entero de mi infinita Misericordia” – le dijo.
El mensaje de la Divina Misericordia es un llamado a la confianza plena en la misericordia de Dios y a la conversión del corazón. Es un recordatorio de que a pesar de lo pecadores que seamos, siempre podemos acudir a la misericordia infinita de Dios y experimentar su amor y perdón.
La esencia de la devoción a la Divina Misericordia consiste en la actitud de confianza en Dios, concretada en el deseo de cumplir su voluntad, y en la actitud de misericordia con el prójimo, entregándolo confiadamente al infinito amor de Dios y a su bondad. La confianza y la misericordia son también una condición básica para que se cumplan las promesas que Jesús asocia a las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia.
“Que ningún alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Derramo todo un mar de gracias a las almas que se acercan al manantial de mi Misericordia” (Diario 699).
“No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a mi Corazón misericordioso” (Diario 1588).
Las formas de culto
En el Diario de Santa Faustina quedaron recogidas las formas de culto que el mismo Jesús transmitió y que conocemos hoy día.
Adoración en directo
Adoración en directo desde el Santuario de la Divina Misericordia de Vilna, donde se encuentra la primera imagen de Jesús misericordioso, realizada en 1934 por el pintor Eugenio Kazimirowski siguiendo las indicaciones que la misma Santa Faustina le fue dando.